EL BLOG DE LOS DEBATES DE ALCALA

DIARIO DE ALCALA siempre ha concedido un espacio preferente a la opinión de los ciudadanos. Este blog es un vehículo más para expresarse sin otra cortapisa que la educación. A tal fin, desde la Redacción plantearemos constantemente debates para que nos den su opinión, con una novedad: una selección de todos los mensajes aparecerá publicada en la versión en papel del periódico para garantizar la máxima difusión. VISITA TAMBIEN www.diariodealcalap.blogspot.com

18.3.07

¿PONDRÍA UN IMPUESTO A LOS DUEÑOS DE PERROS?

Una de las quejas vecinales más recurrentes tiene que ver con las heces caninas: desde Espartales y el Centro vienen protestas constantemente por su acumulación en aceras, parques y calzadas. Y es que, por mucho que los medios de limpieza, la concienciación o las multas hayan crecido, siempre quedarán ciudadanos sin educación capaces de convertir al mejor amigo del hombre en una insoportable molestia. ¿Cree que un impuesto canino, ya en marcha en incontables ciudades, sería aquí oportuno? ¿Es justo pagar un extra por disponer de perro? ¿Endurecería las sanciones?

20 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sin ninguna duda, un impuesto municipal y un incremento de la vigilancia y de las sanciones, ya basta de que Alcalá esté llena de mierdas de perro.
Está claro que,como tantas cosas, es un tema de educación, pero si la gente no es educada y cívica habrá que hacer algo.
Tenemos una ciudad cada día más asquerosa, entre los amigos de Bartolo de Urbaser, que cada día limpian menos, y las mierdas de perro, da asco pasear por muchas zonas de la ciudad.
Quien tenga un perro tiene que hacerse cargo de las responsabilidades que conlleva, no solo de higiene (mierdas, meados, olores y demás), también en lo referente a llevarlos sueltos y sin bozal, y eso por no hablar del ruido, pobre del que tenga un vecino con un perro aficionado a ladrar, no le arriendo la ganancia.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

Desde luego que no. Se supone que no recoger los excrementos caninos ya conlleva una sanción, aunque luego no se aplique o no se haga tanto como se debiera. Por lo tanto, lo que hace falta es mayor vigilancia, más medios (en mi barrio las papeleras brillan por su ausencia, así que mejor no hablar de un pipican o como se llame) un endurecimiento de las multas y que se publicite al máximo que estas se aplican para que todos tomen nota de que el que la hace la paga. Si se pusiera este impuesto, habría también que poner otro a los dueños de coches (por si acaso van a aparcar en doble fila), a todo el que se vista con ropa, ya que también es sancionable tender ropa a la vista (por si acaso a esas personas les da por tender en su terraza), a todos los bares (por si acaso les diera por hacer ruido de más), a todo el que tire la basura en los contenedores (por si acaso al mismo tiempo les da por quemarlos), a todo el que pasee por la calle (por si siente la tentación de realizar pintadas o tirar un papel al suelo, que también es sancionable). Es decir, ponernos un impuesto por lo que pudieramos hacer como ciudadanos y yo creo que sumando todo lo que sale de nuestros bolsillos ya es bastante lo que pagamos. Estamos hablando de este supuesto impuesto casi como si fuera de una sanción a priori. Yo tengo una perra y cumplo, ¿por qué voy a pagar más? ¿O es que pagar una cantidad me legitimaría para no recoger los excrementos de mi perra? O todos o ninguno.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

estrella, me temo que no has comprendido la finalidad del impuesto, no es poner un impuesto por lo que se pueda hacer, es poner un impuesto por la tenencia de perros, en si misma, sobre todo con el fin de tener identificados a los dueños de los mismos, hay que responsabilizar a la gente de sus perros.
Creo que con varios de los ejemplos que tu misma has puesto se entenderá mejor, el de los coches, ya se paga el "numerito" por tener coche, y si aparcas en una acera y te multan no tiene nada que ver, no lo hagas y no te multarán (si lo haces tampoco, Alcalá es muy permisiva con todo lo relacionado con los coches), también con el de los bares, estos pagan su licencia, y si incumplen las ordenanzas se les sanciona.
Con los perros pasaría lo mismo, tu tienes un perro pagas el impuesto y se te identifica como responsable de ese perro, lo cual me parece una gran medida, para evitar que los perros sean un regalo de reyes que luego se abandona en verano, y para evitar las acciones de todo tipo de desaprensivos con ellos y contra ellos.
Salu2.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

Claro que si: tener un perro en una ciudad es un lujo, y los lujos se pagas. ¿No se paga un impuesto por el coche, que es más necesario? Y eso sin rebajar las multas: yo las endurecería y obligaria a la Policía a poner 100 al día hasta que la gente entrara en razón. Es una vergüenza ver calles y parques llenos de mierdas de perro. Ni siquiera es excusa que no haya papeleras especiales: te llevas una bolsa encima y la eliminas en tu casa. Combatir este tipo de lacras demuestra el nivel de una ciudad y de sus ciudadanos.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

En Alemania la lucha contra las cacas llega hasta el punto de que en algunas ciudades la Policía lleva un detector de ADN que da resultados al momento: como los perros están fichados y tienen registrado su ADN, 'pinchando' el cacharrito en la caca saben quién la ha dejado allí y le crujen. Eso es lo que hay que hacer en Alcalá. Defiendo el impuesto, y eso que tengo dos perros.

3/18/2007  
Blogger Tirso said...

Es vergonzoso como están muchas de las zonas de Alcalá. Al igual que los fumadores pagan impuestos, es lógico que quien quiere tener algo para lo que no está preparado la ciudad tenga que pagar un impuesto por ello.Y esto no quiere decir que ya no tengan que recoger los excrementos: quien quiera perro que sepa que asume unas obligaciones, y sino que no se lo compre. Y ya que se acerca el verano,también habrá que aumentar el castigo de quien los abandone.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

Harto, la equivocación puede deberse a que todo el enunciado de la pregunta gira en torno a las heces caninas, algo sobre lo que ha girado el debate posterior. De cualquier forma, sigo pensando que no está bien. Por un lado, si se trata de tener identificados a los dueños, los responsables ya lo estamos, según tengo entendido a través del microchip que se le pone a las mascotas. En estos casos, es una cuestión de responsabilidad, así que multa al canto y como dicen otras personas en el blog, endurecer estas y poner los medios para que de verdad sean efectivas. También digo una cosa, prefiero tener a la policía vigilando mi barrio centrándose en la seguridad (cosa que pasa muy poquito), antes que vigilando a los dueños de los perros. Más de una y de dos veces he visto a papás y mamás poner a su hijo a hacer sus necesidades en la calle, ¿ponemos más impuestos a los padres y madres, para ver si así somos más responsables? Y, sí, no sería un impuesto por lo que se pueda hacer, lo entiendo Harto, pero es que no creo que ese impuesto sirva absolutamente para nada. El que es guarro, es guarro; el que quiere maltratar a un animal, lo va a hacer; Este último caso o el abandono me parece mucho más grave. Lo que hace falta es ordenanzas y leyes más duras, no más impuestos a priori.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

El impuesto deberia ser por numero de perros y por tamaño del perro, y no por dueños en si. No es lo mismo la caca de un mastin castellano que la de un chiuaua.

Si a la tasa, pero no como una fuente de recursos monetarios municipales, que es a lo que se estan acostumbrando todos los ayuntamientos con todo el tema de tasas, si no como un gasto que debe asumir el municipio como consecuencia de los chuchos.
Yo lo veo simple, se presupuesta cuanto cuesta la limpieza viaria de las heces caninas mediante un servicio dedicado y se divide entre los chuchos censados, revisando el asunto cada año. Si nos volvemos mas cívicos, pues bajará la tasa, y si nos volvemos mas incivicos pues subirá.

Incluso privatizandolo (no como lo del agua).

Lo de pedir mas sanciones o vigilancia policial estoy convencido que es una sandez y una utopia. Las Bescam tienen faenas mas necesarias que perseguir canes diarreicos.

Lo que yo creo que nadie duda es que la suciedad por heces caninas ha aumentado (no se si por incremento del censo canino, o por dejadez de la contrata de limpieza)
y debería ser un tema prioritario para las próximas corporaciones.

3/18/2007  
Anonymous Anónimo said...

Sobre el pésimo trabajo de Urbaser, y no solo en lo de las cacas, en todo, no ceo que nadie dude, la concesión fue un regalo del PP a sus amigos en la primera etapa de D. Bartolo, IU lo denunció, se ganó el juicio, se declaró ilegal, y desde entonces ahí siguen y cada vez peor, es un favor político que nos está saliendo muy caro a todos los alcalaínos.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

estrella, coincido contigo en varias cosas, sobre todo en lo del incremento de las sanciones, pero yo si creo que una tasa a priori es positiva, evitará muchas de esas situaciones indeseables que comentas que se dan a posteriori. El que es responsable lo va a ser con o sin tasa, de lo que se trata es de reducir el número de irresposables, por el beneficio de la ciudad y de los propios animales (y no me refiero a los dueños irresponsables)

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Lo que yo pondría es a trabajar a la Policía Local, que pasa de todo. Con unas cuantas multas diarias durante tres semanas ya verías tú como espabilaban los dueños de perros que son unos guarros y unos impresentables.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

La policía local no puede estar para seguir la gente que lleva perros, hay cosas más importantes. Creo que la idea de un impuesto en este caso es lo justo, lamentablemente deben pagar justos por pecadores, pero por ello también según el tamaño del perro. No es lo mismo las heces de un pastor alemán a las de un chigüagüa. Ese impuesto aunque sea sólo por las micciones sería justo, eso sí, con su creación también debería de seguir el programa de sanciones por infracción que contemplan las ordenanzas. No es normal como están barrios como Nueva Alcalá por culpa de los cerdos de los dueños de algunos perros.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Harto miente a conciencia, la concesión de Urbaser es anterior al primer gobierno de Bartolomé.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Es cierto antes la tenía Cersa y se la quito creo que Florencio Campos, haciendo un contrato para muchos años que creo ahora vence.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Son tan habituales las faltas de respeto en los colectivos actuales, que adquieren carta de una normalidad chabacana, posturas de descrédito para cualquier grupo, mas no por eso tienden a refrenarse. El descaro o la insolencia se palpan, se intuyen , o se sufren a nada que percibamos el acontecer de la vida diaria. Además, la repetición de esas lindezas genera un aprendizaje sui generis en franca progresión. Habrá que admitirlo, la insolencia ofrece un futuro prometedor. ¿De qué?



Todo comienza ya desde las primeras aproximaciones, acontezcan estas en el autobús, tiendas o en cualquier otra agrupación de gente. Me refiero al trato displicente entre los implicados, probablemente favorecido por la desconexión previa, con el escaso conocimiento entre sí de esas personas. En todos los sectores sociales se detectan estos comportamientos. No tarda uno en observar esos tonos burlescos o despreciativos... hacia los demás.

La frialdad desde los mostradores hace recordar la frase de Larra, con una modificación oportuna, "NO vuelva usted mañana", pero ¿dónde iré?, lo más probable será encontrar otras actitudes similares, es un tono que se lleva. También desde este lado de los mostradores se ejerce una intolerancia prepotente, ante equivocaciones con los cambios, olvidos o despistes; no suelen faltar los furibundos, o como mal menor esas actitudes chulescas de perdonavidas. Una verdadera gozada al alcance de cualquier convecino.

Quizá algunas personas prefieran caminar por las aceras pensando en la placidez del momento, tampoco estos se van a librar de encuentros inesperados con el descaro ajeno. Desde las alturas pueden adornarnos con desperdicios o suciedades; con una furia desatada se sacuden los más variados objetos -mantas, sábanas, zapatos-, echando al viento todas las partículas adheridas, al viento y a las aceras. ¿Creerán que les importa quién pasa por esa zona? ¿Sólo sacuden a determinadas horas? ¡Nada de eso! Ni aspiradoras, ni gaitas, los desperdicios a la calle, al margen de los transeúntes, ancianos o niños. Las avalanchas sorprenden en el momento más inesperado, ni siquiera con el aviso aquel de ¡Agua va!. También en estos comportamientos surgen extravagancias, ¡He visto lanzar bolsas de basura!, como si de la petanca se tratara. Es posible que tuvieran estropeado el ascensor, obturada la escalera, o licuada la mollera, que todo puede ser.

Hoy mismo hay una carta al director en un periódico local de Vitoria. Un señor de 87 años, atosigado por un veloz ciclista de aceras, le recrimina; la respuesta del ciclista no se demora, le amenazó levantando la bicicleta sobre la cabeza del anciano, le escupió en la cara y se marchó. No hay ley, ni vigilancia que pueda cubrir todo esto.

El repertorio de insensateces está rebosante de ejemplos, y muy variados. Una de sus lamentables realidades radica en el alarde de SUCIEDAD, no es una botella rota o un descuido, es la actuación encaminada a emporcar unos rincones o fachadas determinados. Vomitonas, meadas, heces; pinturas, bebidas, o restos chamuscados, forman parte de este rico muestrario. Se tiene a llamarlo vandalismo juvenil, pero a veces son restos de materiales por reformas u otros desperdicios, sin haberse molestado en llevarlos al depósito adecuado, ni efectuar tampoco una simple llamada al servicio de recogida.

Como una extensión de lo anterior se desarrollan escenas con un comienzo de tintes bucólicos; con las mejores apariencias -incluso abrigos de pieles-, o bien otras más desenfadadas, proliferan los sujetos o sujetas que sacan a estirar las piernas a sus animales de compañía -aquí, sobre todo, perros-. Aceras y jardines se convierten en los aliviaderos de estos animales, generalmente enclaustrados el resto del día. ¿Recogen los dueños los excrementos? ¿Podrán pasar niños por esos jardines? ¿Algún empleado trabajara entre esas reliquias? Silencio... se pasea al perro... y miremos hacia otro lado. La desfachatez adquiere rasgos de elegancia despreocupada.

Otra faceta impresionante. Miren por donde, llegué a pensar que los servicios municipales compraban el material de segunda mano. No veo ni una papelera entera, hasta las de puro hierro están desvencijadas; los contenedores desequilibrados, deformados, o medio quemados; los bancos -de asiento-, todos tienen un tornillo o una pieza de menos; áreas de juego infantil que son una filigrana, padecen destrozos para los que se requiere mucha fuerza. Con una predilección especial para el material nuevo, asombra la rapidez en el deterioro, si no desaparición, o lanzamientos a distancia.

No me quisiera olvidar de dos fenómenos dignos de revisión psicológica. Uno lo componen esos elementos ARBORICIDAS, de actividad cobarde por lo nocturno de sus actuaciones, y despreciables por sus efectos. Con la cantidad de temporales, ozono, ventiscas y demás, ninguno tan eficaz como estos vendavales humanos. Ramas y troncos de diversos grosores tronchados y desgajados. A lo largo de una calle, ya son mayoría los árboles mutilados o descuajeringados del todo.

El otro fenómeno es más benigno si ustedes quieren, pero más intrincado para poder valorarlo. Se trata de los REVISORES de CONTENEDORES. No hablo de aquellos traperos, recogepapeles o ropavejeros, ya, ya. Escarban y buscan ¿Qué? Un papel oficial, una factura, alguna satisfacción para su curiosidad enfermiza. Hay mucho morbo en estas actitudes pendientes de identificar objetos o datos ajenos. Ya sólo falta crearles un programa televisivo apropiado para que expongan sus hallazgos y circunstancias. ¿Cómo definir esta actitud?

Otro día podemos entrar a una valoración de como afrontan las ciudades sus servicios de limpieza, mobiliario urbano, etc. Ese es otro asunto, pero la evidencia es que las conductas referidas dejan en evidencia la pretendida civilización y consideración hacia los demás. Aparecen también ideas que intentan controlar actitudes poco cívicas, las más recientes como la normativa de Barcelona, o la orden de revisar las basuras para ver la procedencia y así descubrir a los insolentes.

Ahora bien, como no acertemos con el matiz cultural adecuado, esto va para largo. Y cómo acertaremos, si la despreocupación es notoria y autosatisfactoria. En fin, la fascinación urbana de los comportamientos.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

hablo de cabeza, pero si la memoria no me falla, la concesión, declarada ilegal, a URBASER la firmó D. Bartolo en el año 1999, y la denunció IU desde la oposición.

Sres. del Diario, sin duda ustedes con su hemeroteca podrían darnos el dato preciso para terminar con la polémica, ténganlo a bien, gracias.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Si, sin dudarlo ni un segundo. Y al que no le guste, lo tiene muy fácil: se compra uno de peluche.

3/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

Rotundamente sí.
Empiezo diciendo que generalizar es injusto, pero creo que en el tema de las deyecciones caninas hemos llegado al límite superior de la tolerancia, ya que una minoría de irresponsables e incívicos dueños/as de perros están ocasionando a la mayoría de los ciudadanos un gravísimo problema en cuanto a la salud, estética, limpieza, contaminación, olores etc. que no se tendría que permitir.
Es lamentable ver las aceras y los parques, repletos de “minas caninas” como si fueran artículos de decoración que pertenecen al mobiliario urbano y tener que ir siempre mirando al suelo para no caer tú o alguno de tus hijos en las peligrosas “minas”.
Esto además de los dueños/as repito – incívicos e irresponsables – que no saben convivir en ésta sociedad y que por un capricho de tener un animal fastidian a los demás, el mayor tanto por ciento de culpa hay que adjudicársela a nuestros gobernantes
Existe una Ordenanza Reguladora de la tenencia y protección de animales domésticos aprobada por el Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares el 15 de octubre de 1996 y publicada en el B.O.C.A.M. el 22 de noviembre de 1996, donde con toda claridad dice el artículo 56. Sanciones, que éstas pueden llegar a los 1.200 euros.
Con esto quiero demostrar que la Ordenanza está escrita, pagamos a 270 policías municipales, sueldos de los gobernantes y oposición, empresa de servicio de limpieza, inspectores municipales, comidas, coches oficiales, fiestas, mobiliario de terrazas en la Plaza de Cervantes etc. etc. y no tienen la “valentía” estos señores que nos gobiernan implantar un impuesto municipal por tenencia de animales y sancionar con rotundidez el depositar deyecciones caninas en espacios públicos, pero claro esto es impopular y no generan votos, las comidas y las fiestas sí.
Y para terminar decir a esos irresponsables e incívicos dueños/as de perros, que no recogen las “minas” que sus perros depositan en los espacios públicos, les enseñen a depositarlas en su casa, que para eso es su perro, y a nuestros gobernantes, menos fiestas y fotografías y obligar a los servicios de limpieza que eliminen de toda la ciudad las asquerosas.......... ¡¡MINAS CANINAS!!

3/20/2007  
Anonymous Anónimo said...

Estoy a favor deque se ponga un impuesto por tener perros, es lamentable y asqueroso ver por las mañanas cuando llevo los niños al colegio, la cantidad de excrementos caninos que hay en las aceras, las hay de todos los tamaños y tienes que ir sorteándolas para no pisarlas tú, tus niños y el cochecito.
Yo vivo en Espartales y es de vergüenza ver los retranqueos de los edificios con multitud de defecaciones caninas sin que nadie las limpie, dicen que se ha firmado un nuevo contrato con Urbaser, pues en éste barrio no se ha notado, lo que si se ha notado es el I.B.I. que cada día es más alto.
Sr. Alcalde y Sr. Concejal de Medio Ambiente, tómense éste problema en serio y actúen, pues a Alcalá de Henares se la empieza a denominar Ciudad Patrimonio de la Suciedad y a Espartales el barrio olvidado por Bartolo.

3/20/2007  
Anonymous Anónimo said...

Entre los coches y las mierdas de perro cada día es más difícil pasear por Alcalá, es vergonzoso que sigamos si la peatonalización del centro pero, y ahora para colmo el paripé de las bicis.

Pero, como dice periscopio 01, no se hace nada por resultar "impopular", y finalmente lo que pasa es que la mayoría de los ciudadanos se encuentra en manos de una minoría de incívicos a los que se les permite todo.

3/20/2007  

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